El Director de Comercialización de una unidad de negocio de una empresa conocida a nivel nacional en su rubro, una de las 5 mejores en México, aceptó recibirme una mañana, ya que yo necesitaba un proyecto de planeación estratégica para mi clase y había oído que él estaba interesado. Menuda sorpresa me llevé cuando, no sólo no me podía ayudar con mi proyecto, sino que me estaba pidiendo algo que yo nunca hubiera pensado que una empresa de tal nivel me pediría. En pocas palabras, quería que yo, junto con mi equipo de la materia de “Sistemas de planeación administrativa”, fuéramos a conseguir información confidencial sobre su competencia en nombre del Tecnológico, acudiendo directamente a sus instalaciones y diciendo que estábamos haciendo un estudio sobre las comercializadoras de su rubro, con la justificación que íbamos a hacer una planeación estratégica para la empresa con base en la información “robada”.
No era algo inocente, después de evaluar las posibilidades de obtener la información con uno de sus compañeros de trabajo, me pidieron mi opinión al respecto. Debido a que estaba muy lejos de mi hogar y cargaba con pertenencias de valor, me vi obligado a decirles que lo iba a pensar, cuando realmente no estaba dispuesto a hacerlo. Ojalá mi relato pudiera acabar aquí y decir que la ingenuidad (y estoy siendo benévolo al usar este término) de esta persona llegaba a esto, pero no fue así. Quería que hablara con el profesor de mi materia para discutir la viabilidad de éste proyecto.
Como administrador y como estratega, yo comparo a la empresa con un ejército que está en una guerra constante, una guerra legalizada. El problema de la guerra legalizada es que existen reglas para regular ésta y cuando no se siguen puede haber grandes problemas. Es por eso que las peleas se deben de llevar con honor y una dosis de caballerosidad. Tristemente, muchas empresas están dispuestas a saltar las bardas impuestas, arriesgándose a que los atrapen en el acto. ¿Pero cómo los van a atrapar si el guardia está dormido o comprado? En parte, por eso tenemos los problemas que tenemos.
Me comprometí a mandarle un correo electrónico con mi respuesta. En vez de eso decidí escribir este post e informarle a la persona que tenía que informarle al respecto.
Escrito por Mauricio Alejandro Valdés Galván, LAE.
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