sábado, 4 de septiembre de 2010

“Está en nosotros… pero no en mi”

Parece que cada vez que el tema de la inseguridad en Monterrey surge entre un grupo de personas dispuestas a debatirlo, los argumentos van y vienen exactamente de la misma manera. Alguien menciona que lo que Monterrey necesita es un líder, un líder que no sea como los políticos que tenemos ahorita. Luego alguien comenta una anécdota, exagerada o no, sobre cómo su vida o la de algún conocido ha sido afectada por la inseguridad en la que se vive, sobre cómo no podemos seguir viviendo así; y el intercambio de anécdotas sólo se detiene cuando alguien recita alguna variante de que sólo nosotros, los ciudadanos, podemos resolver la situación violenta de Monterrey.

Sin embargo, muy pocas de estas personas se incluyen a sí mismos en ese “nosotros”. Les gusta seguir fingiendo que consumir drogas recreacionales, pagar “mordidas” a policías corruptos después de manejar bajo la influencia del alcohol, apostar en casinos ilegales, ir a prostíbulos (también conocidos como “tables”) y relacionarse con personas cuyas infladas cuentas bancarias vienen de una actividad muy específica que todos conocemos no tiene ninguna significancia para el panorama de problemas que se viven actualmente. Dudo mucho que estas personas realmente no vean la conexión entre estas actividades y la situación actual, por lo que estoy dispuesto a pensar que tal vez sólo deciden conscientemente ignorar el principio de causas y consecuencias. David Hume estaba en lo incorrecto. Las causas sí tienen consecuencias directamente relacionadas. Sí tenemos que enfrentar lo que nosotros mismos causamos. No importa cuántos rayos láser iluminen el cielo regiomontano a la espera de un superhéroe que solucione la violencia de forma rápida, sistemática y sin un ejército ocupando la ciudad, la realidad es que tenemos que tomar responsabilidad de nuestras pequeñas y grandes contribuciones a los problemas que vivimos como sociedad. Eso significa mentalizar que decir “está en nosotros” necesariamente incluye decir “está en mí”, no pretender que una ciudadanía se cree sin que los mismos ciudadanos contribuyan a ella.

Escrito por Francisco García González, LRI.

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