Todos aquellos que hayan tomado un curso de economía sabrán que un bien público es aquel que se reparte indivisiblemente en la comunidad, sin importar si los individuos deseen consumirlo o no. Las empresas privadas no pueden producirlos de manera rentable porque no hay manera de evitar que los disfruten quienes no pagan por ellos. Esto se debe a sus dos características especiales, pues son :
- No rivales: El hecho de que una persona use el bien no disminuye la capacidad de otra persona de disfrutarlo. Esto hace que, a diferencia de los demás bienes conocidos que entre más se consume, menos queda para los demás, el consumo de una persona de un bien público no disminuye el de otras. Esto es claro, por ejemplo, con un semáforo o una señal de tráfico; el que una persona lo utilice no impide que otras lo hagan.
- No excluibles: Esto significa que es difícil impedir el consumo de un bien o servicio a quienes no pagaron por éste. Por ejemplo, si se organiza una pequeña exhibición de fuegos artificiales para un evento privado, es casi imposible evitar que el resto de la ciudad, o de los vecinos, disfrute del espectáculo.
Estas dos características de los bienes públicos hacen que sea difícil para las empresas ganar dinero produciéndolos. Como resultado, evitan invertir en este tipo de bienes. Por esta razón queda a cargo del Estado, en mayor parte, la inversión en bienes públicos necesarios para el bienestar de la comunidad. Uno de los ejemplos más usados de estos bienes públicos es la seguridad nacional, pues cumple con las dos características antes mencionadas. Es por esto que el Estado la suministra para todos, incluyendo a aquellos que no quieren contribuir al costo, específicamente el monetario, de mantenerla.
Los impuestos son el medio usado por el Estado para solventar el gasto en bienes públicos. La gente frecuentemente considera que los impuestos y una gran parte del gasto del gobierno son un despilfarro, y hasta cierto punto tienen razón, pero en general, los impuestos son la única manera de financiar bienes públicos que todos disfrutamos como parques y carreteras.
Uno de los principales problemas en nuestro país es la evasión fiscal que, más que evadir, evita. Existe sólo una pequeña base de contribuyentes que soporta el peso de todos los desembolsos por parte del Estado. Existe la tentación de no pagar los impuestos porque se sabe que si alguien más lo hace, se puede disfrutar gratis de los mismos bienes y servicios; en cuanto a seguridad pública respecta, la seguridad que disfruta un contribuyente es de la misma calidad de la que disfrutan los demás.
Sabemos que a nadie le gustan los impuestos, nos gustaría una menor carga tributaria y evitar los impuestos generalizados al consumo, pero no estamos dispuestos a sacrificar los parques, el alumbrado público, las vías públicas y la calidad de nuestra seguridad para lograrlo. Sin la capacidad del estado para forzar a la gente a pagar por estos bienes y servicios, es responsabilidad de los ciudadanos, al cumplir con sus obligaciones fiscales, el mantener estos bienes y servicios funcionando.
En el México actual, la seguridad nacional se ha vuelto de vital importancia para el mantenimiento del orden y el bienestar social. La opinión pública dicta que esta es insuficiente e ineficiente, ¿pero qué hemos hecho los ciudadanos por mejorarla?
Si todos los ciudadanos pagaran sus impuestos correspondientes, el gobierno tendría un excedente para transferencias, necesarias para el desarrollo del país, en todos sus aspectos. Tendríamos un mayor presupuesto para educación, para seguridad, para otorgar créditos a pequeñas y medianas empresas, para impulsar el comercio internacional e incluso para amortizar la deuda externa. Como resultado, esto nos llevaría a erradicar la inseguridad, siguiendo la teoría propuesta por Sergio Fajardo, disminuyendo la violencia y creando oportunidades para llenar los espacios vacíos. ¿Acaso todos aquellos que evitan o evaden las obligaciones fiscales habrán visto más allá de su beneficio individual?
En este pequeño ensayo me propuse demostrar la relación existente entre dos variables altamente criticadas en México: la seguridad nacional y la carga fiscal. Los mexicanos tendemos a reaccionar de manera inmediata a cualquier tipo de solución sin medir sus consecuencias y efectos; gimoteamos por la ineficiencia y la escasez de fuerzas de seguridad pública, la excesiva imposición fiscal, la pequeña base de contribuyentes; pero rara vez pensamos que estas y otras variables son interdependientes y que atendiendo una se puede solucionar la otra. La teoría antes mencionada está basada en un aumento de las transferencias gubernamentales, pero hay muchas más que atacan el problema desde diferentes ángulos con un mismo objetivo: aumentar el capital social e impulsar el desarrollo.
Está en nosotros lograr el cambio que buscamos, sea cual fuere el método empleado, debemos dejar de lado el pensamiento individual para ver los problemas como un todo y así lograrlo, ¡sé el cambio que quieres ver!
Fuente Consultada:
Los impuestos son el medio usado por el Estado para solventar el gasto en bienes públicos. La gente frecuentemente considera que los impuestos y una gran parte del gasto del gobierno son un despilfarro, y hasta cierto punto tienen razón, pero en general, los impuestos son la única manera de financiar bienes públicos que todos disfrutamos como parques y carreteras.
Uno de los principales problemas en nuestro país es la evasión fiscal que, más que evadir, evita. Existe sólo una pequeña base de contribuyentes que soporta el peso de todos los desembolsos por parte del Estado. Existe la tentación de no pagar los impuestos porque se sabe que si alguien más lo hace, se puede disfrutar gratis de los mismos bienes y servicios; en cuanto a seguridad pública respecta, la seguridad que disfruta un contribuyente es de la misma calidad de la que disfrutan los demás.
Sabemos que a nadie le gustan los impuestos, nos gustaría una menor carga tributaria y evitar los impuestos generalizados al consumo, pero no estamos dispuestos a sacrificar los parques, el alumbrado público, las vías públicas y la calidad de nuestra seguridad para lograrlo. Sin la capacidad del estado para forzar a la gente a pagar por estos bienes y servicios, es responsabilidad de los ciudadanos, al cumplir con sus obligaciones fiscales, el mantener estos bienes y servicios funcionando.
En el México actual, la seguridad nacional se ha vuelto de vital importancia para el mantenimiento del orden y el bienestar social. La opinión pública dicta que esta es insuficiente e ineficiente, ¿pero qué hemos hecho los ciudadanos por mejorarla?
Si todos los ciudadanos pagaran sus impuestos correspondientes, el gobierno tendría un excedente para transferencias, necesarias para el desarrollo del país, en todos sus aspectos. Tendríamos un mayor presupuesto para educación, para seguridad, para otorgar créditos a pequeñas y medianas empresas, para impulsar el comercio internacional e incluso para amortizar la deuda externa. Como resultado, esto nos llevaría a erradicar la inseguridad, siguiendo la teoría propuesta por Sergio Fajardo, disminuyendo la violencia y creando oportunidades para llenar los espacios vacíos. ¿Acaso todos aquellos que evitan o evaden las obligaciones fiscales habrán visto más allá de su beneficio individual?
En este pequeño ensayo me propuse demostrar la relación existente entre dos variables altamente criticadas en México: la seguridad nacional y la carga fiscal. Los mexicanos tendemos a reaccionar de manera inmediata a cualquier tipo de solución sin medir sus consecuencias y efectos; gimoteamos por la ineficiencia y la escasez de fuerzas de seguridad pública, la excesiva imposición fiscal, la pequeña base de contribuyentes; pero rara vez pensamos que estas y otras variables son interdependientes y que atendiendo una se puede solucionar la otra. La teoría antes mencionada está basada en un aumento de las transferencias gubernamentales, pero hay muchas más que atacan el problema desde diferentes ángulos con un mismo objetivo: aumentar el capital social e impulsar el desarrollo.
Está en nosotros lograr el cambio que buscamos, sea cual fuere el método empleado, debemos dejar de lado el pensamiento individual para ver los problemas como un todo y así lograrlo, ¡sé el cambio que quieres ver!
Fuente Consultada:
Nordhaus, Samuelson. Macroeconomía con aplicaciones a Latinoamérica 17ed. Unknown ed. New York: Mcgraw Hill, 2000. Print.
Escrito por Ruben Velazquez Treviño, LIN.
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