Algo parecido ocurre en los hospitales. Ayer precisamente, mientras mi familia y yo esperábamos a mi madre en la sala de espera de un hospital de la ciudad, me tocó observar cómo dejaron pasar a una mujer al área restringida donde los pacientes están en recuperación y se supone que debes esperar un buen rato para que te den permiso de entrar. Cuando esta mujer salió de este lugar, se sentó cerca de mí y de mi familia con un conocido que iba llegando y lo invitó a entrar a ver a “Laura”, que se estaba recuperando. El acompañante le preguntó cómo iban a entrar, ya que debían esperar a que los llamaran. La mujer le hizo un gesto de despreocupación y le dijo, “No te preocupes, es mi prima, nos deja pasar”, refiriéndose a la enfermera en turno. Al voltear a vernos a mi familia y a mí, y darse cuenta que todos los presentes escuchamos lo que había dicho, dio media vuelta nerviosamente y de nuevo, junto con la otra persona, entró al área que, al parecer, sólo era restringida para aquellos que no éramos familiares de la enfermera.
Esto me llamó mucho la atención, ya que mucha gente piensa que la corrupción sólo incluye lo que se hace con los tránsitos, con las “mordidas”, o con los políticos; pero la realidad es que casi todo en México es de esa manera. No son sólo los tránsitos, también son los hospitales y establecimientos a donde la gente acude a tramitar documentos. Inclusive hay maneras de que los productos de PPV de televisión por cable salgan más baratos, no precisamente con algún cable pirata, sino con el original, pagándole directamente a la persona que activa estos programas. La corrupción siempre está ahí, hasta donde menos la imaginamos y hacer algo para cambiarlo es nuestra responsabilidad. Hay que cambiar las actitudes que algunos tenemos de querer arreglar las cosas de la maneras más fácil, de dejarnos llevar por los demás. No porque tu papá le de “mordida” a un tránsito significa que tu también debes hacerlo. Si te equivocas, tienes que pagar las consecuencias y si en la entrada dice “no entre”, entonces no entras. No es nada complicado, es cuestión de definir lo que queremos para nuestro país y para nosotros como seres humanos. Espero que este articulo les haga reflexionar un poco, y pensarlo dos veces antes de hacer algún acto de corrupción, por más leve que este sea.
Escrito por Eusebio de Jesús Castro Solís, LCPF.
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