Lo anterior sucedió tras una reunión bilateral sostenida entre ambos jefes de estado durante la Cumbre. Ese mismo día, el presidente de Brasil menciono en una conferencia de prensa que México tiene que mirar a América Latina, no sólo a un lado, en referencia a su principal socio comercial: Estados Unidos. Añadió también que el mundo es redondo, no rectangular, por esto México tiene que voltear a otros lados.
El presidente mexicano dejó claro que el acuerdo no se trata de un Tratado de Libre Comercio, pero ambos países continúan sin descartar la posibilidad de concertarlo en el futuro. Aunque no se han precisado los instrumentos para materializar el acuerdo se espera que éste incremente el flujo de bienes y capitales entre ambos países, sustentando el desarrollo continuo de la región y de sus habitantes.
Algunos de los opositores al tratado argumentan que empresas de capital brasileño, como Petrobras, podrían verse interesadas por la inversión de capital en sectores sensibles de la economía mexicana, como es el caso de los hidrocarburos. Desde otro punto de vista, Petrobras, una empresa semi-pública que se distingue por el uso de alta tecnología en operaciones de exploración y producción de petróleo, haría más productivas a las empresas mexicanas que operan en el ramo, simultáneamente haciéndolas competitivas, no sólo a nivel nacional, sino a nivel internacional.
Este es sólo un ejemplo de las ventajas, o desventajas, de mirar hacia América Latina. Si bien encontramos análisis económicos que alegan que México desaprovecha las ventajas obtenidas con el TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte), nunca nadie se ha preocupado por el desarrollo económico que este ha tenido hacia América del Sur. No debemos olvidar nuestras relaciones comerciales con los “vecinos del norte”, pues han sido de vital importancia para la apertura y desarrollo comercial de México en los últimos años. Sólo es importante señalar que también tenemos “vecinos del sur” que también tienen mucho que ofrecer.
La crisis reciente nos ha enseñado que la dependencia económica de México con su socio comercial más importante, Estados Unidos, tiene efectos tanto positivos como negativos, y una diversificación en el comercio exterior podría aminorar estos últimos.
Escrito por Rubén Velázquez Treviño, LIN.