miércoles, 3 de marzo de 2010

Liberalismo Imaginario

Aunque muchos políticos mexicanos dicen ser los herederos de personajes liberales como Benito Juárez, Miguel Lerdo de Tejada y Melchor Ocampo, existe una grave ausencia en el espectro de los partidos políticos mexicanos: No hay un partido liberal.

El PAN, que ha estado en el poder desde el cambio electoral en 2000, definitivamente no es un partido liberal. Aunque tiende a defender posturas liberales en cuestiones económicas, su doctrina social y moral es completamente conservadora. Esto queda en evidencia en el hecho de que estados con gobernadores panistas, como Jalisco, Morelos y Sonora, y hasta el mismo presidente Felipe Calderón, han denunciado la propuesta para hacer posibles los matrimonios homosexuales en la Ciudad de México. Esto va directamente en contra de uno de los principios fundamentales del liberalismo de Juárez: el gobierno no debe intervenir en las decisiones morales de los ciudadanos.

El PRI, aunque ostenta ser el heredero de los ideales revolucionarios, tampoco es un partido liberal. Sí, es nacionalista y revolucionario, pero también es intervencionista en lo político y en lo económico. Además, continúa defendiendo relaciones corporativistas y clientelares en la política mexicana. Evidencia de esto son las declaraciones recientes de políticos priistas sobre cómo las candidaturas independientes nunca serán aceptadas en México. Para ellos, los derechos políticos empiezan y terminan en las corporaciones y los partidos.

El PRD, aunque defiende principios liberales en lo moral y lo social (son el único partido importante de México que apoya el aborto, el matrimonio homosexual y la eutanasia), está totalmente en contra del liberalismo económico. Contrario a las ideas de Juárez, el PRD está en contra de la inversión, la propiedad privada y exige que el Estado maneje con una correa muy corta los sectores estratégicos (petróleo, energía, etc.) del país. No por nada fueron los principales opositores a la privatización del petróleo en México.

La realidad es que los políticos mexicanos se declaran a sí mismos liberales, pero gobiernan como los conservadores contra los cuales Juárez luchó incansablemente. Los nuevos políticos mexicanos deben abandonar la idea tradicional de que la tarea del Estado es llevar de la mano a los ciudadanos, que no pueden pensar por sí mismos. Los ciudadanos de hoy sí podemos pensar por nosotros mismos, y debemos asumir nuestro papel en la democracia.

Escrito por Francisco García González, LRI.

2 comentarios:

  1. Tienes razón, aunque yo soy conservadora en las mismas cosas que lo es el PAN y por eso no me molesta, pero los partidos de México están bien raros, ninguno es completamente de izquierda ni de derecha, ni conservador y mucho menos liberal.

    y que rollo con sus alianzas, son bien estúpidas, bueno incongruentes, ¿sabes lo de Sinaloa? que el PAN hará una alianza con el PRD y hay fuertes rumores que Malova será el representante, solo por que no quieren que Vizcarra gane. Dejan muy en claro que el pueblo les importa un comino. Ni ganas de votar con eso, casi voy y voto por Nueva Alianza.

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  2. Hola! Yo también expreso mi decepción por el comportamiento de los partidos actuales, ya que ninguno de ellos es fiel a sus principios e ideología, sino que sólo buscan la forma de obtener y retener el poder, como es el caso de las alianzas irracionales que lourdes_11_10 menciona.

    Acerca de sus ideologías, concuerdo en que ninguna de ellas es liberal e integradora, pero creo que podría ser interesante la creación de un modelo que combinara las corrientes liberal y republicana en la democracia, para defender los derechos individuales y promover la participación, así como políticas económicas liberales y de no intervención que ayuden a generar riqueza complementadas con un programa social efectivo y sostenible que permita el desarrollo equitativo. Casos interesantes de estudio en estos ámbitos son Chile y Brasil.

    Espero que empecemos a discutir pronto, públicamente y en los temas de las campañas, las reformas urgentes que México necesita en vez de perder el tiempo en escándalos y circos políticos. No cabe duda que los ciudadanos debemos introducirlos en la discusión pública, exigiendo nuestro papel en la toma de decisiones, pues dudo que los partidos vayan a hacerlo por iniciativa propia.

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