domingo, 21 de marzo de 2010

Inseguridad

Al principio no iba a escribir al respecto. Las cosas cambiaron.

Dos estudiantes, como yo o cualquiera de mis amigos, fueron asesinados en territorio del Tec. Todos los pensamientos que surgen en mi cabeza se cruzan sin cesar, no sé ni por dónde empezar.

De una cosa se puede estar seguro: la muerte. La vida no es permanente, por lo tanto quiero creer que hay que sacarle provecho al máximo. ¿Cómo se supone que hagamos eso, cuando no existe un lugar seguro al cual recurrir? ¿En qué fibras de caos nos han o nos hemos metido? Lo peor es que hay lugares donde esto es normal, de todos los días. La gente pierde la habilidad de la sorpresa; nos “acostumbrados” a la crueldad del mundo de hoy sin poder hacer nada al respecto.

¿Qué es lo que sucede en la mente de un humano que hace que tales acontecimientos sean considerados insignificantes y comunes? Lo hacemos todo el tiempo. Cuando alguien no tira la basura en su lugar, cuando vemos las calles sucias, cuando vemos las mismas caras de amargura y nos negamos a hacer algo. Como si la vida fuera un juego de mesa. ¿Cómo va a ser divertido si en cualquier instante puedes perderlo todo? Como si fuera canción, ¿y todo para qué?

¿Qué se supone que debamos hacer? Definitivamente no estar encerrados en nuestras casas por el resto de nuestras vidas. Definitivamente no es “unírtele a los gigantes porque no les puedes ganar”, contrario a lo que piensen los policías que permiten su escape impune.

Me siento igual que cuando se trata el tema de la pena de muerte, es decir, la cuestión de cómo es que se debería de tratar como un humano a alguien que tal vez no lo es. Los animales matan a otras especies, los humanos, si es que realmente somos una forma de vida superior, no deberíamos, y con menos razón a aquellos de nuestra propia especie.

Extiendo mi tristeza y mi lamento a las víctimas de hoy, esperando que hayan sido las primeras y las últimas.

Es nuestro deber que su muerte no sea en vano.

Escrito por Mauricio Alejandro Valdés Galván, LAE.

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